Es hora de despertar. No hay nada qué elegir. Quien soy es solamente quien puede irse. Los accesorios no renacen, recuerdo mientras busco qué guardar. Mi ejercicio es soltar. Como cuando llevo el carro al lavado automático: en neutral para que se ancle al riel, y esperar, dejarse llevar.
Estoy cansada y ansiosa. Curiosamente me siento como cuando iban a nacer mis hijos, así pero de adentro. Estoy lista.
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