4.11.17

Vivir es una especie de locura que la muerte comete


Vivir es una especie de locura que la muerte comete, dice Clarice. Yo, quien a mis 39 aprendo a cuidar por primera vez una gardenia, sólo puedo asentir; entre mis dedos está el libro que embona perfectamente con mi respiración esta noche. Hay páginas que son espejos, palabras reunidas que reflejan de forma más precisa que cualquier fotografía una expresión facial. Léase: mental, emocional, espiritual, corporal. Las letras como espejos es una de las tantas locuras que la muerte comete en esta vida. 
Si no tuviera entre mis ideas más visitadas una noción lineal de tiempo, aseguraría que recientemente volví a llegar a este mundo. La vida ya me dio todo lo posible a manos llenas en un sentido. Escucho la maquinaria de la vida girarme unos grados, ponerme como vaso volteado ante la novedad de lo desconocido. Me veo una vez más aprendiendo a dar pasos en días que requieren de mí una atención desde mi centro. La vida responde de inmediato y no acepta menos, ni un poco menos. La vida responde de inmediato y sigue dando a manos llenas en este nuevo ¿capítulo?. En éste no valen las explicaciones ni las ganas de ponerle orden a las ideas; soy un algo sucesivo dentro del instante es lo más cercano que tengo en palabras para englobar la aferrada e innecesaria idea de describir(me).
Los sentidos me volvieron al cuerpo. Nuevas sensaciones corporales me hacen sentir la novedad de mi movimiento, mientras hago como si fuera un día más, mientras saludo con un hola o digo o escribo buenas noches. Entiendo que esas frases que repetimos los humanos hasta el cansancio, sin sentir cansancio, son anclas de lenguaje que nos aterrizan a la vida, que nos llevan a sentir que una cosa sigue de la otra. Y está el sol y la luna con sus ciclos, dándonos algo qué contabilizar para que exista la noción de que "avanza el tiempo". Para reforzar, están los dobleces microscópicos que se van haciendo en el cuerpo, señales de la repetición de movimientos. Y las voces de otros que con sus historias nos jalan los sueños hacia el mismo plano. Supongo que todo eso tiene algún sentido de alguna forma.
Vivir es una especie de locura, sí. Cambiar de planes radicalmente también lo es. Si los deseos reflejan mi ser en este mundo, su transformación cambia mi eje de rotación, el ritmo de mi respiración, las acciones, palabras y pensamientos que me hace ser una campana vibrando y emitiendo sonido.
Y esta parte de la locura llega con nuevas obsesiones. Con tantas ganas de estrenarme en las primeras veces posibles que tenga a la mano. Así decidí aprender a cuidar una gardenia. Quiero tocarlo todo, probarlo todo, sentirlo todo, olerlo todo por primera vez. Quiero escribirlo todo. Esta vez ver(me) detenidamente ante las letras como lo haría mi sentido de la vista frente a un espejo. (Me) veo con los ojos cerrados, confiando.  Contra todo autopronóstico, aquí estoy escribiendo y respirando profundo, haciendo acuerdos internos que hagan detener un rato mis pensamientos; dejando de hacer para ser alcanzada por lo que llamo mi propio cuerpo, por lo que llamo mi voluntad, por lo que llamo mi voz.  
Que las letras sean parte de todas mis vidas pasadas y futuras. Eso y mi cuerpo vibrando. Que mientras la muerte apueste por la vida, aquí me encuentre loca loca por vivirlo todo.

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